El
viernes llegó antes de lo esperado para Lena. No habló demasiado con Lucas esa
mañana, aprovechó para estar con Annie y Lucy mientras el joven charlaba con
Alan y su séquito, con algún acercamiento por parte de Rose.
Sus
amigas le insistieron en que pospusiera su cita con Lucas, pero ella insistió
en hacer el trabajo cuanto antes. Ambas desistieron, sabían que cuando Lena se
empeñaba en algo así, no cambiaba de opinión por nada.
Lucas
no siguió a Lena a la salida. Le costó deshacerse de Alan, que quería que lo
acompañara a dar una vuelta. El chico se preguntó si no tendría que ir a su
casa, comer y demás cosas, como el resto de los adolescentes. Apuró a comer y
apenas habló. No podía negar que estaba nervioso. Cogió su mochila y empezó a
rebuscar en pos de la hoja en la que apuntara los datos del trabajo. Esperaba
que realmente fuera más organizada que él porque si no, iban mal.
Salió
bastante antes de la hora. Su madre se ofreció en llevarlo el coche pero él se
negó rotundamente. Necesitaba caminar y estirar las piernas para calmar los
nervios. Al ver que llegaba más de un cuarto de hora antes, se detuvo. Pensó
que debía de parecer idiota, plantado en el medio de la calle, coloradísimo
pese al frío que hacía debido al viento cortante.
Antes
de hacer más el ridículo se plantó frente a la casa de Lena y llamó. Le abrió
el padre de la chica.
-Creo
que llego algo pronto-se disculpó.
-No,
mejor, así me respondes a un par de preguntas-su tono fue firme y rígido.
Lucas
no consiguió evitar ponerse tenso.
-Pasa
al salón.
Lucas
caminó delante, vigilando ligeramente las espaldas.
-Siéntate-le
señaló un sofá.
En
esos momentos, Lucas podía haberse sentado sobre un cocodrilo sin haberse dado
cuenta.
Le
pareció que aquello una trampa, hábilmente tendida por Lena. Ella no estaba
arreglada a propósito para que su padre lo descuartizara y lo metiera en un
congelador. Nadie sabría que había pasado y ellos vivirían tranquilamente
mientras comían estofado de carne tierna que no era de ningún animal
reconocible.
Tragó
saliva, esperando a que el señor Britt sacara el cuchillo. Ese momento no
llegó.
-¿Vais
a ir a la biblioteca?
-Sí,
eso creo.
-¿La
vas a acompañar a casa luego?-continuó en tono duro y sereno.
-Sí,
claro.
-No
me pareces mal chico pero como intentes algo raro, te cortaré en pedacitos y
acabarás comido por los peces.
Los
ojos de Lucas se abrieron desmesuradamente. ¡Lo sabía! Comida de humanos,
comida de peces…iba a ser lo mismo.
-¡Hola!-una
voz femenina y amistosa entró en escena un segundo antes de que Lucas se
levantara y huyera.
-¡Señora
Britt!-Lucas se levantó rápidamente mientras, por el rabillo del ojo, su
amenazante interlocutor sonreía amistosamente-Encantado de volver a verla.
Ella
agachó la cabeza, sorprendida por sus buenos modales,
-Lena
bajará enseguida. ¿Quieres tomar algo?
-No,
gracias.
Antes
de que pudieran seguir hablando Lena llegó.
-Siento
haber tardado.
-Técnicamente,
es culpa mía por venir demasiado temprano-le enseñó su reloj, en el que todavía
no habían dado las cinco.
-¿Nos
vamos?-le dijo ella, un poco impaciente.
Él
asintió.
-¡Hasta
luego!-se despidió, dubitativo.
Hasta
que no caminaron unos pasos alejándose de la casa, Lucas no se atrevió a
examinar detenidamente a Lena. Llevaba puesto una malla de color negro, un
jersey largo y gris y unas Converse grises. Llevaba la mochila colgada y un
abrigo en el brazo derecho.
-¿Has
estado alguna vez en la biblioteca?-se interesó Lena.
Él
sacudió la cabeza distraído mientras observaba el perfecto alisado de Lena.
Esta
comenzó a sentirse incómoda. Cogió una de las tiras de la mochila y la reguló. Apuró
ligeramente el paso.
-Estuve
investigando en que libros podemos mirar-le dijo, tras unos minutos.
-Siento
no haber buscado nada también yo.
Ella
se encogió de hombros. Le importaba poco que Lucas no hubiera mirado nada.
Cinco
minutos después estaban delante de la puerta principal de la biblioteca. La
biblioteca era un gran edificio de color blanco, con ventanas tras las que se
adivinaban las grandes estanterías y las mesas dedicadas al estudio.
Lena
no se detuvo y entró con decisión.
-Quedémonos
en la planta baja por ahora-empezó a susurrar.
Pasaron
junto al mostrador de información tras el que una señora de aspecto amable los
observaba.
Se
acercaron a una mesa vacía y Lena dejó la mochila encima. Se sentó a la vez que
colocaba el abrigo en el respaldo de la silla. Sacó una libreta con hojas llenas
de apuntes y se la pasó a Lucas.
-Voy
a buscar los libros-murmuró.
Lena
empezó a rebuscar entre las estanterías los títulos de los libros que
recordaba. Tenía cuatro cogidos cuando localizó en el estante más alto otro que
necesitarían. Se puso de puntillas, tratando de alcanzarlo. Perdió el
equilibrio y cayó hacia atrás, golpeándose contra un cuerpo fuerte. Unos brazos
robustos la sostuvieron. Empezó a ponerse colorada cuando se giró y vio a
Lucas. Este sacudió la cabeza antes de que ella se disculpara y señaló el lomo
de un libro.
-¿Era
este el que querías?-preguntó con voz queda.
Ella
asintió. Su corazón latía muy rápido. Lucas se lo dio en la mano y ella regresó
a la mesa con todos aquellos libros mientras él deambulaba en busca de más.
Lena
trató de serenarse. Se dijo a si misma que no había pasado nada, que solo había
sido un tropiezo, que ese cosquilleo que sintió al rozar a Lucas y cuando él la
miró con esos hermosos ojos azules era algo normal. Alguna vez tendría que
sentir algo diferente por alguien sin que eso significara nada.
No
debía significarlo y Lena lo sabía.
Lucas
regresó a su lado y ella se esforzó en aparentar que estaba prestando atención
a lo que leía. De repente, las letras le parecían algo insignificante
comparadas con el sentimiento que la había recorrido hacía unos minutos.
Respiró
hondo y su mente comenzó a despejarse muy lentamente. Lucas estaba lo
suficientemente alejado para que no se sintiera demasiado confusa.
-Lena-la
llamó en voz baja, consiguiendo sobresaltarla.
Acercó
su silla a ella y le señaló un párrafo del libro.
-Creo
que es importante.
Ella
asintió.
-Cópialo
en alguna hoja o algo-apenas le había prestado atención.
Se
sintió mal por no concentrarse en el trabajo. Sabía que eso no era lo que Lucas
esperaba de ella.
No
podía dejar de observar de reojo al chico, que no parecía nervioso ni alterado.
Se limitaba a leer páginas y más páginas
y copiar alguna frase o fecha.
-¿Te
importa que vaya al lavabo un momento?-le preguntó, excusándose.
Él
sacudió la cabeza, sin levantar la vista.
Ella
se marchó, con rapidez. No notó los ojos de Lucas clavados en su espalda, su
mirada preocupada por su actitud.
Giró
a la derecha en la entrada. Abrió la puerta del baño que indicaba que era de
mujeres y entró. Estaba vacío, mejor. Se colocó frente al espejo y se miró
durante unos instantes antes de apartar la mirada. Se esforzó por respirar
lentamente, relajada. Remangó las mangas de su jersey y pulsó el botón del
grifo. El agua fría comenzó a manar. Se mojó las manos y se las llevó al
rostro. Se restregó con fuerza, tratando de relajarse. Cogió unos papeles de un
recipiente y se secó. Con cuidado, peinó su melena. Llevaba una goma del pelo
en el bolsillo, ¿se hacía una coleta? No le parecía mala opción, teniendo en
cuenta que pensaba emplearse al máximo en cuanto volviera a la mesa. Con rápidos
ademanes se recogió su larga melena en una coleta alta. Salió del baño con
decisión, sin dirigirse otra mirada más.
Lucas
la esperaba golpeteando un cuaderno con su bolígrafo. Trató de ocultar su
sorpresa al ver a Lena con la coleta. Su primera reacción fue pensar que estaba
preciosa. La segunda, mirar su reloj de pulsera con nerviosismo.
Lena
dejó de estar tranquila cuando vio que Lucas observaba su reloj. Titubeó.
¿Había pasado demasiado tiempo en el baño? ¿O Lucas querría irse? Su ceño se
frunció imperceptiblemente.
-Mejor
lo dejamos por hoy-le dijo, nada más sentarse.
-¿Ya?-la
sorprendió con su respuesta.
-Sí,
tendrás cosas que hacer…-lo dijo en tono de disculpa.
-No-la
interrumpió él.
Lena
no consiguió contener una risotada. Se tapó la boca con la mano, sin comprender
a que se debía su ataque de risa aunque tal vez fuera a la resolución que había
en la voz del muchacho al decir que no tenía nada que hacer.
-Pero
supongo que tú sí-le sonrió Lucas tras unos segundos.
-Tampoco
te creas…-susurró.
-¿Lo
dejamos en media hora? Al fin y al cabo, es viernes-propuso.
Ella
aceptó y esta vez sí que se concentró al máximo en lo que leía y apuntaba.
Los
dos cuartos de hora que habían acordado se pasaron antes de lo que esperaban y
ya llevaban más de tres cuando se percataron.
-¿Te
encargas tú de esta parte?-preguntó Lena, señalando los datos que había
apuntado en la hoja.
-Si
me aclaras un poco más que tengo que buscar…-contestó Lucas.
Ella
asintió y cogió una hoja de Lucas para anotar. Él la miró fijamente.
-Creo
que esto es todo…De todas formas, puedes preguntarme el lunes en clase.
Lucas
se esforzó en ocultar su decepción. Esperaba conseguir quedar con la chica
antes de verla en el instituto. Pero aún tenía una oportunidad, se dijo para
tranquilizarse.
Empezaron
a recoger. Se dio cuenta de que Lena era la que más lío tenía con los papeles y
la ayudó, pasándoselos. Ella le sonrió, agradecida.
Luego,
devolvieron los libros a las estanterías y se marcharon.
-Voy
a llamar a mi padre para decirle que hemos salido-le indicó ella, sacando el
móvil de un bolsillo.
-No
hace falta-dudó-Ya le dije antes que te iba a acompañar a casa.
-No
quiero que me acompañes, no me voy a perder.
Él
apenas contuvo una sonrisita.
-Esto
me recuerda a algo…-se burló.
Lena
entrecerró los puños, enfadada de que él se burlara. No le gustaba que la
tomaran por tonta.
-No
te enfades. Si no te acompaño, tu padre me matará.
Sonó
muy serio y consiguió que Lena empezara a reír a carcajadas.
-No
creo que te mate…
-Tus
padres parecen muy protectores contigo-dejó caer Lucas. Ese aspecto lo había
atribuido a que ella era hija única pero cada vez le parecía más sospechoso.
-Sí…Será
porque soy hija única-usó la única excusa que conocía. Lucy y Annie siempre le
decían que, de todas maneras, el ser hija única influía a que sus padres se
preocuparan tanto por ella.
-¿Te
apetece ir a tomar un helado?-le soltó Lucas, bastante nervioso.
Lena
lo miró como si estuviera chiflado. Él tardó en comprender porqué lo hacía. ¡Un
helado en noviembre! ¡Un helado con el
frío que hacía! ¿En qué estaba pensando al proponérselo?
-O
un batido-añadió.
Lena
se encogió de hombros, por cortesía y sin demasiado entusiasmo.
-Si
no quieres da igual-trató de no parecer dolido.
Lena
se debatía entre aceptar o rechazarlo. No le apetecía más tiempo a solas con
Lucas. Se le ocurrió decirle de quedar con Lucy y Annie. Él aceptó sin
protestar.
Lena
llamó a su casa para avisar de que ya habían salido pero que todavía no
volvían. Su madre pareció complacida y no le dijo que no.
La
chica llamó a sus amigas y quedaron en verse cerca de allí. Aunque era bastante
tarde, había adolescentes de su edad paseando, ya que era viernes y todavía no
había llegado la temporada de exámenes.
Lena
no miró a Lucas en todo el camino y él no trató de iniciar una conversación con
ella.
En
cuanto se encontraron con las dos jóvenes, Lena se quitó un peso de encima. Ya
no tendría que fingir ser amable todo el tiempo. Podría ser ella misma, aunque
fuera durante poco tiempo hasta que Lucas la acompañara a casa.
Se
saludaron alegremente.
-¿Qué
tal el trabajo?-preguntó Lucy mientras le guiñaba un ojo a Lena, cómplice.
Se
ganó una pequeña patada en una pierna.
-Bien,
ya casi lo tenemos.
-Yo
no he empezado-se quejó Annie, que iba vestida completamente de negro.
-Ni
yo. Ni nadie más a parte que estos pringados-bromeó Lucy.
-Sí,
pues estos pringados ya lo tienen casi terminado-le dijo Lena en el mismo tono.
Annie
entrecerró los ojos y miré el reloj.
-Venga,
vamos ya, que en un rato tengo que ir a casa-apuró.
-¿A
dónde vamos?-les preguntó Lucas.
-A
tomar algo caliente, que yo me estoy congelando-le respondió Annie.
Él
asintió. Entraron en la primera cafetería que vieron y se sentaron. Tuvieron
suerte y a esas horas ya no había nadie, por lo que los atendieron con rapidez.
Lena pidió un té con leche, Annie un café con leche, Lucy un cacao y Lucas las
sorprendió a todas al pedir una Pepsi fría. Lo miraron, escépticas.
-No
hace tanto frío-se defendió.
Estuvieron
un rato hablando de temas sin demasiada importancia pero la conversación se vio
interrumpida por un teléfono que sonaba. Annie contestó y al instante dejó de
reír. En cuanto colgó, miró a sus amigos en tono de disculpa.
-Era
mi madre. Como no aparezca por casa en cinco minutos, os podéis despedir de mí.
Ya tengo el testamento hecho no os preocupéis-rió.
Se
levantaron y pagaron.
-¿Os
apetece quedar mañana e ir a cenar una pizza?
Annie
aceptó y Lucas también. Lena dudó. Tras las quejas de sus amigas, diciéndole
que no podía faltar, cedió.
-Mañana
os llamo-concluyó Lucy a modo de despedida.
Lucas
y Lena se marcharon. Él estaba contento de volver a verla al día siguiente.
Ella, enojada. No quería seguir teniendo trato con aquel joven después de lo de
esa tarde.
-Al
final tu padre no me matará-dijo Lucas tratando de romper el silencio.
Lena
tosió.
-Bueno,
si es que llegamos enteros hasta tu casa-sonrió.
En
la oscuridad, su sonrisa pareció más luminosa que durante el día.
Lucas
aprovechaba los momentos en los que pasaban junto a las farolas para observar
el rostro de su acompañante. No parecía demasiado contenta con su compañía.
Estuvo a punto de preguntarle qué estaba haciendo mal, qué la molestaba tanto.
Se contuvo a tiempo.
Lena
se estremeció de frío.
-No
sé como antes has podido tomar el refresco con hielo, de verdad-le dijo en voz
baja.
Él
río pero no respondió.
-¿No
serás un vampiro o algo así?-bromeó Lena.
-No
te preocupes, soy perfectamente normal-usó un tono tranquilizador a propósito.
Dos
minutos más tarde estaban delante de la casa de Lena. Esta sacó las llaves y
abrió. Se hizo a un lado y lo invitó a pasar.
-Para
que recuperes tu buena reputación ante mi padre-explicó con una sonrisa ante la
expresión confusa del rostro del chico.
-¡Mamá!
¡Papá! ¡Hemos llegado!-saludó Lena, alzando la voz.
Su
padre se acercó al recibidor y a Lucas no se le escapó la mirada de arriba
abajo que dirigió a su hija antes de mirarlo a él con aprobación. Había
superado la primera prueba.
-¿Ya
tenéis todo el trabajo terminado?-se interesó.
-Casi-explicó
la muchacha con una sonrisa.
-Yo…tengo
que irme-susurró Lucas, cohibido-Me están esperando en casa.
-Nos
vemos mañana-se despidió Lena.
-Espera-lo
detuvo el padre de Lena, consiguiendo sobresaltarlo-¿Quieres que te lleve en
coche?
-No
se moleste, señor Britt, llegaré enseguida.
-Venga,
espera un segundo que busco las llaves…
-No,
de verdad-sin darle tiempo a más y para mostrar su decisión salió un poco a la
puerta.
-Está
bien-renunció el padre de Lena-Hasta otra-había dudado en decirle hasta mañana.
Lucas
caminó a paso rápido y llegó a su casa, donde contestó a un par de preguntas
sobre lo que había hecho y cenó, para irse a la cama enseguida. Estaba agotado.
Mientras
tanto, Lena explicó a sus padres la información que habían seleccionado y que
iba a quedar mañana con sus amigas y Lucas para ir a cenar. Sus padres se
mostraron alegres.
Lena
se acostó al cabo de un rato y cogió el libro que reposaba en la mesilla. Tras
unas líneas lo cerró bruscamente. No era capaz de concentrarse. Alguna maléfica
parte de su cerebro se esforzaba en recordarle constantemente su roce con Lucas
y todo lo que había sentido.
Chica, cada vez me gusta más *-------------*
ResponderEliminarPor favor, sube pronto o me da algo :$ Quiero saber lo que pasa con Lucas y Lena... los dos son tan... Asdfghjkl.
Hola tocaya!!
ResponderEliminarMe encanto el capitulo,, me quede con ganas de muucho mas.
Como van a acabar lucas y lena? en fin, me muero de ganas de saberlo.
Un besazo
Hay no puede ser, Lena se esta enamorado de un desconocido, poco sabe de el. Que se ande con ojo y Lucaa es demasiado rarito en algunoa sentidos, pedirse una Pepsi fria cuando hace frio esdelocos (tambien lo de pedir Pepsi en vez de Coca Cola). Espero el siguiente ;)
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