martes, 4 de septiembre de 2012

Capítulo 3


En cuanto Lena llegó a su casa, saludó a sus padres y les dijo que un compañero nuevo iba a ir a buscar unos apuntes. Estos parecieron  sorprendidos, sabían que Lena no era demasiado sociable y ellos no conocían la existencia de más amigos. Les tranquilizó saber que era un chico nuevo.
Lo único que querían era que Lena fuera feliz. Y que ese chico no fuera un obstáculo en ese sentido.
-Espero que no le haga daño-dijo su madre en un susurro cuando Lena fue a su habitación.
-Yo también-suspiró su marido.
Ambos callaron en cuanto su hija apareció de nuevo, con un montón de folios.
-¿Tú ya los has estudiado?
-Sí, bastante. Me los devolverá hoy, de todas formas.
-¿Cómo dices que se llama?-sonsacó su madre.
-Lucas Blair-respondió, sin demasiado entusiasmo.
-¿Está en tu clase?-continuó su padre.
-Claro.
-¿Te apetece comer ya?-desvió el tema su madre.
Lena asintió. Realmente, le daba igual.
En cuanto se sentaron a la mesa, la puerta sonó.
-Supongo que será Lucas-se disculpó Lena, levantándose.
Abrió la puerta y comprobó que no se equivocaba.
-¡Hola!-la saludó el joven con una sonrisa.
A su espalda, junto al bordillo, había un coche plateado aparcado, con un hombre dentro, mirando en su dirección.
Lena vio, por el rabillo del ojo, a su padre. Había pasado a propósito para observar a Lucas, estaba segura. Este, miraba con aspecto avergonzado el suelo. Al cabo de unos segundos clavó su mirada en los ojos de Lena, intensamente.
-Iré a por los apuntes. ¿Quieres entrar?
-Oh, no, no hace falta-aseguró.
-Vamos…-insistió-Me parece mal que te quedes fuera.
Él asintió y la siguió. Dejó la puerta abierta a su espalda.
Lena fue hasta el salón y recogió un puñado de hojas. Lucas trataba de no mirar todo a su alrededor aunque su curiosidad era más fuera.
-¡Bienvenido!-le saludó un hombre delgado y con los mismos ojos de Lena. En cambio, su pelo era más claro.
-Hola, señor…señor ¿Britt?-dudó. Aseguraría que era el padre de su amiga pero no quería cometer un error.
-Sí, soy el padre de Lena. Y tú debes de ser Lucas.
El muchacho asintió con las mejillas enrojecidas.
Lena le dio los apuntes.
-Te los traeré en un rato. ¿Vale?
-Sí, no hay problema. Tómate tu tiempo, si quieres.
Él le dirigió una sonrisa.
-Tengo que irme, mi padre me está esperando fuera. ¡Hasta luego y muchas gracias!
Lena lo acompañó hasta la puerta mientras su padre regresaba a la cocina.
-Papá, podías haber sido más discreto. Creo que lo pusiste nervioso-bromeó para ocultar que de verdad le importaba lo que pudiera haber sentido el joven.
-Bah, si quiere ser tu amigo tendrá que acostumbrarse-comentó su madre.
El semblante de Lena se endureció.
-No creo que seamos amigos-clavó una patata frita con el tenedor y se la llevó a la boca, mirando hacia otro lado con timidez.
-¿Por qué dices eso?-insistió su madre.
Lena se encogió de hombros y sus padres se miraron, preocupados.
-¿Ha pasado algo? Sabes que puedes hablarlo-le recordó su padre.
-No ha pasado nada. Simplemente no creo que seamos amigos.
-Entonces ¿porqué le has prestado tus apuntes?-su madre parecía confundida.
-Nadie más iba a hacerlo-respondió, esquiva.
-Ay, Lena…
-¿Te encuentras bien?
A la chica comenzaba a exasperarla tanta insistencia.
-¡Sí!-exclamó-Es un compañero que ha venido a por unos apuntes. No tardará en hacer amigos y yo no formaré parte de ese grupo-cualquiera podría haber notado el mal disimulado dolor de su voz.
Su padre a punto estuvo de preguntarle si eso le molestaba pero se contuve al ver la mirada furiosa de su hija.
Terminaron de comer en silencio. Nada más desaparecer Lena escaleras arriba, sus padres empezaron a hablar en susurros.
-Está muy rara. ¿Será por ese chico?
-Sí-afirmó la mujer.
-A mí no me parece mal chaval, algo tímido pero ella también lo es. No creo que ese sea el problema.
-¿Le gustará?-dijo la madre, arrugando la nariz, más para si misma que para su marido.
El hombre se encogió de hombros.
-Si sigue rara o algo, tendremos que hablar con ella seriamente-comentó su padre.
Su madre asintió, con cansancio.
En su habitación, Lena prestaba atención a sus ejercicios de Matemáticas. Alrededor de media hora después, el timbre sonó. Lena bajó aunque ya había abierto su madre, que observaba a Lucas con ojo crítico.
-Quería…venía a traerle sus apuntes a Lena-su voz sonó tan baja que a Elise, la madre de Lena, le costó entenderlo.
-Ya estoy aquí-avisó Lena, con amabilidad-¿Te han servido?
-¡Claro! Aprobaré gracias a ti. No sé que habría hecho si no me los hubieras dejado, a parte de suspender mi primer examen aquí-rió.
Lena sujetó los apuntes.
-Bueno…iré a estudiar. Gracias, de verdad-repitió.
Elise cerró la puerta tras el muchacho enseguida.
-Hace frío-se excusó.
Lena aceptó la escueta explicación de su madre y se dispuso a subir a su habitación.
-Muy majo ese chico ¿eh?-lo dijo intentando que sonara a comentario vulgar pero Lena sabía que su madre quería hablar de él.
-Mamá, tengo que estudiar.
Con esas palabras, se apresuró a irse a su habitación donde repasó sus apuntes. En dos horas, podía asegurar que lo sabía todo bastante bien.
Apartó los apuntes y trató de leer un poco. No tardó en concentrarse. Corazón de tinta poseía algo adictivo, que te obligaba a pasar la página y seguir leyendo. No tardó en sentir hambre, por lo que bajó a la cocina en busca de una manzana. De nuevo en su cuarto, continuó estudiando.
Paró unos minutos antes de la cena. Se tumbó en la cama y envió un mensaje a sus amigas, para preguntarles que tal llevaban el tema.
Annie respondió casi al momento, quejándose de que iba a suspender. Lena la regañó, diciéndole que tendría que estar estudiando.
-¡Lena! Ven a cenar-le gritó su madre.
La chica guardó el móvil en el bolsillo y entró en el comedor. Frunció el ceño. Siempre había detestado comer en el comedor, le parecía un sitio serio y sombrío. Cuando estaba sola, siempre almorzaba en la cocina.
Se sentó al lado de su madre, que le había servido un plato de patatas cocidas y carne. Olía estupendamente y Lena solía devorar lo que le pusieran delante tras una tarde de estudio.
-¿Qué tal las clases?-le preguntó su padre.
-Esto…Bien. ¿Porqué lo dices?-no se esforzó por ocultar su sorpresa. ¿Por qué no le habían preguntado eso a la hora de comer?
-Hace mucho que no hablamos del instituto. ¿Llevas bien las Matemáticas?-esta vez, preguntó su madre.
-Sí, no son tan complicadas-cortó un trozo de carne y se lo llevó a la boca.
-Todas mis amigas se quejan de que sus hijos las suspenden. La gran mayoría tienen tu edad. Creo que hay alguno en tu clase. ¿Wood? ¿Alan?-insistió su madre-Es muy guapo, rubio, de ojos verdes…
-Sí, está en mi clase-afirmó Lena, deseando que su madre se callara de una vez.
-¿No sois amigos?
Ella negó con la cabeza.
-Parece muy buen chico.
Si ella supiera…, pensó Lena, mientras se encogía de hombros.
El padre de Lena dirigió una mirada a su mujer, tratando de decirle que dejara el tema. Si Lena se hubiera dado cuenta, se lo habría agradecido inmensamente. Terminaron de cenar veinte minutos después en los que estuvieron conversando de cualquier cosa que no fuera el instituto.
-Recogeré yo-se ofreció Lena, apilando los platos.
-No hace falta, estás cansada…
-Me vendrá bien para despejarme un poco después de tanto estudio-interrumpió.
Elise se encogió de hombros y fue a sentarse con su marido, delante del televisor.
Lena dejó la pila de platos, vasos y cubiertos en el fregadero. Echó agua y jabón. Empezó a fregar, con calma. No estaba prestando demasiada atención a los vasos que tenía sujetos hasta que uno le resbaló y cayó sobre su mano, rompiéndose. Un par de trozos de cristal se clavaron en su mano izquierda, que comenzó a sangrar casi al instante. Se quedó paralizada un momento y cuando reaccionó, llamó a su madre a gritos. No se dio cuenta de lo infantil de su comportamiento. Su madre entró en la cocina a la carrera.
-¿Qué ha pasado?-tardó poco tiempo en relacionar los cristales del suelo y la sangrante mano de su hija.
Se apresuró a coger unos paños y apoyárselos en la mano.
Lena cerró los ojos, la sangre la aterrorizaba. Su madre la dejó sujetando los trapos y fue en busca de desinfectante y vendas.
-Déjame ver la herida-pidió, apartando los trapos.
La mano estaba teñida de un tono rojo y en la herida se apreciaban varios trozos de cristal clavados.
Su madre se esforzó en hacerle el menor daño posible mientras se los quitaba. Luego apretó los trapos hasta que los cortes dejaron de sangrar. La llevó al cuarto de baño para lavárselos. Aplicó pomada y le vendó la mano.
-Qué torpe eres…-le riñó.
-Lo siento. Resbaló y…-empezó Lena.
-Descansa un rato, no estudies más por hoy. Ven al salón o quédate en tu habitación.
Lena recogió el libro de su habitación y fue al salón.
Su padre miró la venda que cubría su mano.
-¿Qué te ha pasado?
-Me rompió un vaso y me corté.
-Anda, ven aquí-dijo, sacudiendo la cabeza.
Lena se sentó a su lado, apoyando la cabeza en su brazo.
-¿No estás agotada?-le pregunté, reprimiendo un bostezo.
Ella rió y negó con la cabeza.
-No sé como lo haces, será que eres más joven que yo…
-Dentro de nada es sábado.
-Dos días-se quejó su padre.
-Creo que no os lo he dicho, tengo que hacer un trabajo con Lucas-recordó, de repente.
El ceño de su madre lo arrugó al entrar en el salón y escuchar eso.
-¿Ha querido él ir contigo?
Su hija solía querer hacer sola los trabajos.
-Nos ha puesto así la profesora.
Su padre se contuvo las ganas de preguntarle si quería que fuera a hablar con su profesora para que fuera sola.
-¿Cuándo vais a quedar?-se resignó su madre.
-No lo hemos hablado. Si él no tiene problemas, el fin de semana.
-¿Ya no tenéis ninguna tarde libre esta semana?
-No lo sabemos. Los deberes y esas cosas…-aclaró Lena.
-Podéis venir a casa una tarde de la semana.
-No sé si él querrá quedar en su casa o iremos a la biblioteca.
Sus padres se encogieron de hombros aunque no les entusiasmaba la idea. No querían que fuera a la casa de un desconocido y la biblioteca no quedaba precisamente cerca de su casa.
-Habladlo mañana.
-Me voy a mi habitación a estudiar-se levantó Lena.
Su madre le dirigió una mirada de reproche.
Su hija la ignoró y repasó durante cuarenta y cinco minutos más el temario del examen.
Tras eso, se acostó.
***
Lucas no era capaz de conciliar el sueño. En esos momentos lo preocupaba el examen. Se levantó y bajó las escaleras hasta la cocina. En su casa ya no quedaba nadie despierto. Durante unos segundos perdió el equilibrio, después de que su pie derecho chocara contra una especie de bola peluda. Sobresaltado, trató de distinguir la forma en la oscuridad. Era el gato de su hermana, Marvin. Angie había insistido en llamarlo así por el nombre del gato de uno de sus artistas favoritos, Tom Fletcher.
Su pelaje era de color claro, acercándose a un tono canela. Sus ojos verdes brillaron durante unos segundos en la oscuridad. 
Marvin maulló débilmente, demostrando que estaba dormido. Lucas se arrodilló y le acarició la punta de las orejas.
-Perdón, amigo-susurró.
Dejó al gato al pie de la escalera y encendió la luz de la cocina. Abrió la nevera y sacó el cartón de leche. Se preparó un vaso y lo metió en el microondas, de manera que el líquido quedara templado. Se lo bebió sentado a la mesa, en un par de sorbos. Apagó la luz tras dejar el vaso en el fregadero.
Se volvió a su habitación, poniendo cuidado en no tropezar con el felino. Cerró la puerta en cuanto entró.
Se acostó de nuevo y cerró los ojos. Seguía sintiéndose nervioso y sin ningunas ganas de dormir. Se sentó delante del escritorio y encendió la pequeña lámpara que allí había. Hojeó los apuntes. Media hora más tarde los párpados trataban de cerrársele incansablemente.
Apenas fue consciente de apagar la luz y tumbarse de nuevo en la cama. 
Un pitido estridente inundaba sus oídos. Gruñó y se levantó. Había olvidado cambiar la hora de la alarma y si no apuraba se le haría tarde. Se dio una ducha de escasos cinco minutos. Con el pelo todavía mojado, desayunó a la carrera.
-¡Angie, apura!-gritó, exasperado.
-Tranquilo, hay tiempo…
-¡Mi examen es a primera hora! No puedo llegar tarde.
-¿Porqué no le pides a mamá que nos lleve?-sugirió su hermana.
-Porque no. ¡Vámonos ya!
Lucas salió a paso rápido. Detestaba llegar tarde. Y más por culpa de su hermana. Ambos respiraban agitadamente en cuanto llegaron a la puerta. Faltaban tres minutos para la hora de entrada. El chico se apresuró en sacar sus apuntes de la mochila y seguir estudiando como un loco. Nadie trató de interrumpirlo. El timbre sonó y Lucas entró, sin fijarse demasiado mientras mantenía la vista clavada en sus apuntes. Tropezó con alguien y de disculpó, sin levantar la vista.
-¿Qué tal?-era Lena.
Miró enseguida, como un resorte.
-Bien…Pero estoy bastante nervioso-confesó.
Lena le sonrió y se apresuró en entrar. Había bastantes mesas ya ocupadas, gente estudiando lo que no habían prestado atención en las clases anteriores.
La profesora llegó en apenas dos minutos. Cargaba con un gran montón de folios, que empezó a repartir a todos mientras les pedía que quitaran libros y apuntes de la mesa. Cambió a algunos alumnos de sitio, por lo que Lena terminó en la última fila.
Ambos chicos se apresuraron en cubrir los apartados del nombre, curso y fecha, tratando de perder el menor tiempo posible para poder dedicar mayor tiempo a los ejercicios.
Lucas suspiró aliviado. Parecía bastante más simple de lo que se había imaginado.
Lena no dudó un solo momento en empezar a rellenar los espacios en blanco.
Todavía faltaban diez minutos cuando Lena terminó, ya lo había repasado. Se cruzó de brazos y miró a su profesora. Esta estaba corrigiendo unos exámenes pero levantaba la vista de vez en cuando al escuchar algo o, simplemente, para vigilar a sus alumnos.
La chica dudó entre levantarse o seguir mirando su examen. Finalmente, se decidió por lo primero y depositó cuidadosamente las hojas en el lugar de la mesa donde ya había un par.
-Lena-llamó en voz baja la profesora, justo cuando la muchacha regresaba a su mesa.
-¿Si?-murmuró. No se había metido en ningún lío entonces ¿porqué la mandaba llamar?
-Quería preguntarte por el trabajo… ¿Te molesta tener que hacerlo con Lucas?-susurró, cuidándose de que ningún alumno la escuchara.
Evidentemente, los de la primera fila estaban esforzándose por saber todo lo que sucedía.
-No, ¿porqué lo pregunta?-fue incapaz de contener sus ganas de preguntárselo.
-Como siempre haces los trabajos sola y además por…tu relación con tus compañeros.
Si Lena hubiera sido otra persona, se habría indignado ante esa expresión. `` Tu relación con tus compañeros´´ ¡Cómo si todo aquello fuera porque ella quería o se lo hubiera buscado!
Pero Lena era Lena y no hizo otra cosa que callarse.
-Creo que es una buena oportunidad para que vuelvas a integrarte en el grupo-le sonrió.
Dejaron de hablar porque un alumno (Alan, concretamente) se acercó a dejar su examen y Lena aprovechó para marcharse a toda velocidad. Miró si la chica sentada en su mesa había terminado. Todavía no, tendría que esperar.
Se abalanzó sobre su mesa cuando sonó el timbre. La chica que estaba en su mesa no se apresuró en recoger.
Lucas se acercó.
-¡Ha sido facilísimo!-le dijo, aliviado.
Le sonrió con ganas.
Lucas sintió que algo se revolvía en su interior. ¿Cómo podía tener una sonrisa tan bonita?
-¿Quedamos mañana? Me da igual la hora-interrumpió Lena, justo antes de que el profesor entrara.
Lucas asintió.
-Voy a tu casa a las cinco-le guiñó un ojo, justo antes de sentarse. 

4 comentarios:

  1. Luas <3 Es tan...Lucas xD quiero decir, tan achuchable, sumamente mono, tierno, picaron... *suspiro* me recuerda a Arturo xD pero es que Arturo, es mucho Arturo... y también que tenemos una relación abierta así que, Lucas cariño, también hay Lore para ti ;D xDD
    Lena me recuerda un poco a mí, solo que yo no soy tímida, solo pasota xD (pero de peque si era muy pequeña, de una o dos amigas y no más e.e)
    Eso sí, yo no estudio tanto como Lena ò.Ó, eso creo que no es sano! Yo soy más, ¡Vive la vida loca! xD Ok no e.e Me la paso entre libros, tuenti, y acoso de mis amigos para que salga xDD
    Quiero más Lucas <33 así que ya sabes, escribe el próximo...corre...teclea...escribe...SUBE!
    U.u que harán los dos solos...aquí hay tema xDD (que más quisiera yo, pero seguro que me quedo con las ganas ¬¬)
    Besos <33
    http://lanuevaesperanza-historiaconjunta.blogspot.com.es/

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  2. Me ha encantado, amor, es precioso :))
    Y que la protagonista se llame Lena me conquista, porque me recuerda al personaje de 'Hermosas Criaturas'.
    Un besito, guapísima ;)

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  3. Me ha gustado, el gato de la hermana de Lucas se llama Marvin como el de nuestro Tom. Que le habra pasado a Lena para hacer los trabajos sola? Quiero saber que pasa y lo necesito yaaaa

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  4. ohhh que bonitoo! Me encanta esta historia sinceramente.
    Seguro que aqui hay tema ejem ejem
    Un beso guapa!

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