Lucas llegó a su casa algo tarde. Su madre, que se
parecía a él físicamente, exceptuando los ojos, verdes, empezó a gritarle en
cuanto entró:
-¡Lucas! ¿Por qué llegas tan tarde a casa? Mañana hay
clase. Podías haber avisado de qué ibas a tardar, me has preocupado-en la
última frases, se tranquilizó-Me has asustado-le acarició el pelo con cariño
cuando se acercó. Se puso seria-Explícate.
-Mamá, me he encontrado con dos compañeras del
instituto y he ido a tomar un chocolate con ellas. Como una vive lejos de aquí,
la he acompañado a casa.
-Está bien-su expresión se ablandó-No vuelvas a
hacerlo sin avisar antes-le recordó.
-Tranquila-su hijo le dirigió una sonrisa.
-Date prisa, cenaremos en seguida.
-¿Ha llegado ya papá?-se interesó.
-No, tenía mucho trabajo con unos exámenes, pero no
tardará.
Lucas subió corriendo las escaleras y abrió la puerta
de su habitación. En la de su hermano, se escuchaba el rítmico golpeteo de un
bolígrafo contra el escritorio. En la de su hermana, un grupo de música pop
cantaba, ligeramente desafinados.
Lucas comprobó la hora. Le daba tiempo a darse una
ducha antes de cenar. Cogió una camiseta ancha, de color verde, y unos
pantalones largos de un pijama. Lanzó las deportivas a los pies de la cama y
cogió unas zapatillas. Cruzó el pasillo hasta el baño. Entró y miró fijamente
su reflejo en el espejo. Estaba despeinado, tenía las mejillas sonrojadas. Sus ojos mostraban cansancio. Suspiró. Dejó la ropa en una
percha y se desnudó. Abrió el agua de la ducha y se metió. Tras unos minutos,
salió. Se secó y se vistió. Todavía llevaba el pelo mojado cuando bajó al
salón. Su padre estaba allí, sentado en una silla.
-¿Qué tal el día, papá?
Su padre, un hombre algo bajo y orondo, bostezó. Tenía
poco pelo, castaño. Sus ojos eran iguales a los de su hijo.
-Bastante largo. Llevo todo el día corrigiendo
exámenes. Si vieras lo que han puesto algunos…-se desesperó-Parece que hablo
para las paredes.
Su hijo rió.
-¿Los de primer año?-aventuró. Llevaba toda la vida
escuchando las quejas de su padre respecto al poco interés de los alumnos.
-Sí, hijo, sí…No saben donde se meten.
-¡Angie! ¡Thomas! ¡Bajad!-llamó su madre mientras
llevaba una fuente de patatas con roast beef.
-Ay, qué chiquillos…-se quejó.
Lucas se sentó. Se escucharon pasos en las
escaleras.
En cuanto los dos hermanos de Lucas estuvieron en la
sala, su madre se sentó.
Thomas era de hombros anchos, más que su hermano,
aunque algo más bajo. Su pelo era negro, rizado, y sus ojos, verdes, idénticos
a los de su madre.
La madre de los chicos, comenzó a servirles.
-¿Qué tal los estudios, Thomas?-su padre se mostraba
siempre interesado por sus hijos.
-Lo llevo bien-se frotó los ojos mientras pinchaba una
patata-Pero los temas son muy largos. No he separado los ojos del libro en toda
la tarde.
-Ya verás como en cuanto te acostumbres no tendrás
problemas. ¿Qué tal el primer día, Lucas? Como hoy no he podido venir a
comer…-se disculpó con un gesto.
Siempre, sin excepción, preguntaba a sus hijos por el
orden de su nacimiento.
-Bien, bien-aseguró.
-¿Has hecho amigos?-levantó una ceja.
-No muchos…Hoy me he encontrado con dos de mis
compañeras, una de ellas está en mi clase. Te caería bien: hizo una exposición
para la clase de Historia espectacular-sonrió, pensando en Lena. Le gustaba su
timidez.
-Oh, ¿qué quiere estudiar?
-No lo sé. No hemos hablado mucho. Sé que le encanta
leer.
Su padre sonrió, contento.
-¿Angie?
Su hija cortó un trozo de carne y se lo llevó a la
boca, evitando responder.
-¿Qué ha pasado?
-¡Este curso será muy difícil! Voy a suspender-se
quejó, hundiendo la cabeza entre los codos.
-Oh, Angie…Si estos zopencos que tienes como hermanos
han aprobado, tú que eres mucho más lista, no tendrás ningún problema-era lo
que habitualmente le decía. Claramente, no pensaba que sus dos hijos mayores
fueran unos ``zopencos´´ pero eso servía para conseguir calmar a Angie.
Terminaron de comer charlando sobre el frío que
comenzaba a hacer, un documental de la Edad de Piedra que televisarían la
semana siguiente y la guitarra de Lucas, que sonaba demasiado desafinada.
Toda la familia Blair era apasionada de la música.
Margaret, la madre de Lucas, sabía tocar el piano. A Albert, también conocido
como ``papá´´ por Thomas, Lucas y Angie, le encantaba la música clásica,
destacando a Mozart, Bach y Wagner. Thomas había intentado aprender a tocar el
piano aunque había desistido al par de clases; se conformaba con ser oyente. A
Angie le apasionaba las composiciones y quería aprender en un futuro. Lucas
tocaba la guitarra y cantaba. Era bastante bueno y su familia acostumbraba a
regañarlo por no intentar formar un grupo.
Lucas se sentó en el sofá tras la cena pero lo que
verdaderamente deseaba era marcharse a su habitación. Después de escasos cinco
minutos, se disculpó y se marchó.
-Qué rápido crecen-murmuró Margaret a Albert, que se
encogió de hombros.
-No podían ser críos siempre.
Ya en su habitación, Lucas encendió su portátil. Abrió su
carpeta de música y puso la reproducción aleatoria de su grupo favorito, All Time Low. La primera canción que
sonó fue Hit the Lights.
I'm sitting here wishing for something that's missing
I'm waiting for you to tell me
that time
keeps on passing
Miró su guitarra, en un rincón. La cogió y conectó los
cascos al amplificador. Volvió a darle al play a la canción. Tarareó la letra
en voz baja. Se sintió más tranquilo, con los dedos apoyados en las cuerdas,
los ojos cerrados, su voz amortiguada. Por unos preciados instantes, se olvidó
de todo. Olvidó quien era, a dónde iba, olvidó los estudios, a su familia, a
Lena. Lo olvidó todo.
Toda esa ilusión se deshizo cuando sonaron los últimos
acordes de la melodía.
Decidió irse a dormir. Apagó el ordenador y la luz. Se
metió entre las sábanas y suspiró. Cerró los ojos al cabo de unos minutos,
agotado.
Se despertó sobresaltado y apagó el impersonal tono de
despertador. Quiso permanecer un rato más en la cama, pero sabía que tenía el
tiempo justo para arreglarse para el instituto. Se incorporó y sintió un
escalofrío, por lo que se tapó con las mentes. Con los ojos entrecerrados,
observó el armario. Tras unos segundos, dirigió la mirada a la ventana. Apenas
había luz pero se presagiaba un día nublado. Se destapó y corrió hasta el
armario. Lo abrió. Cogió un par de vaqueros, una camiseta blanca de manga corta
y una sudadera de color negro, forrada con un suave pelo blanco. Se llevó la
ropa al baño y se vistió. Se peinó un poco y bajó a desayunar.
Su madre le tenía una taza con café con leche y unas
galletas.
-¡Buenos días, Lucas!-lo saludó.
Sus hermanos, ni lo miraron.
No le sorprendió que su padre no estuviera en la mesa.
Seguramente se habría marchado a la Universidad hacía ya rato.
-¿Queréis que os lleve en coche hoy?-les preguntó.
Angie se encogió de hombros.
-No estaría mal.
-Por mí no. Nos vendrá bien caminar.
Su madre se encogió de hombros.
-Decididlo antes de terminar de desayunar-los dejó
solos.
Thomas no levantó la cabeza de los apuntes mientras
buscaba su taza con la mano derecha.
-Te irá bien-le aseguró Lucas.
-Eso espero-murmuró.
-Iremos a pie-afirmó Lucas en dirección a su hermana
pequeña.
Esta no protestó.
Lucas terminó de desayunar y apuró a lavarse los
dientes. Se colocó un abrigo y cogió la mochila. En la puerta, se detuvo a
esperar a Angie.
-Vamos a llegar tarde-le gruñó mientras cerraba la
puerta tras despedirse de su madre y su hermano.
-Corre-le espetó la pequeña.
Lucas aceleró. El aire era gélido. Cada poco tiempo,
Lucas se detenía a mirar el reloj. Les daría tiempo, si continuaban a aquel
ritmo. Llegaron al cruce en el que se separaran de Lena el día anterior. Sin
poder evitarlo, miró en su dirección pero no vio a la chica. Suspiró y siguió
andando.
-¿Es verdad que ayer estuviste con Lena?-le preguntó
su hermana.
-Sí. Y con Lucy. La conociste en el patio.
-La recuerdo. ¿Te gusta Lena?-se rió.
-¡Calla!-Lucas se había puesto colorado
involuntariamente-¿Te gusta a ti alguno de los renacuajos como tú, eh? Si no
quieres que hable con mamá, será mejor que te calles.
Le obedeció mientras llegaban a la puerta del
instituto. El patio estaba a rebosar de gente, y todavía seguían llegando más.
Un grupo de niñas chillonas, en opinión de Lucas, le
hizo gestos a su hermana.
-Ve-le gruñó su hermano-No te escapes del instituto y
espérame en el recreo. Y si no, a la salida.
-No te escapes tú-le respondió.
Lucas buscó a Lena, Lucy y Annie con la mirada. Un
joven se acercó a él. Era rubio y tenía los ojos verdes. Era ligeramente más
bajo que Lucas.
-¡Ey! Tú eres el nuevo, Lucas… ¿Blair?-el chico
asintió-Estamos en la misma clase.
-No lo sabía-confesó-¿Tu nombre es…?
-Soy Alan-le sonrió.
La sirena se escuchó en el preciso instante en el que
Alan terminaba de presentarse. Los alumnos se dirigieron a la entrada.
-¿Qué clase tenemos?-preguntó Lucas al mismo tiempo
que entraban en el pasillo.
-Esto… Matemáticas-recordó.
Lucas se encogió de hombros ante el gesto de disgusto
de su nuevo amigo.
Entraron en la clase y Lucas buscó a Lena con la
mirada. Estaba en su sitio con la libreta entre las manos, la sujetaba con
fuerza. Lucas se acercó a su mesa, veloz, antes de que el profesor entrara.
-¡Hola!-la saludó con una sonrisa.
-Hola-musitó ella sin demasiado entusiasmo.
-¡Ey!-se acercó Alan-Ven un momento-habló con Lucas.
Este asintió y lo siguió.
-¿Qué hacías hablando con ella?-le preguntó, sin
rodeos.
-Esto…la saludaba-se mostró confuso-Me parece
agradable.
-No lo es-desmintió-Mira, no quiero decirte rumores ni
nada de eso pero…
-¡Todos a sus sitios!-gritó el profesor con enfado,
mientras arrojaba los libros sobre la mesa con brusquedad. Parecía estar de mal
humor.
Alan se alejó, camino de su mesa. La límpida mirada de
Lucas mostraba inquietud. ¿Qué había querido decir el muchacho? Abrió su
libreta y trató de concentrarse mas no dejaba de pensar en las últimas palabras
de Alan.
Mientras tanto, Lena se sentía herida. Había observado
la escena con claridad y no tuvo forma de que su mirada se volviera vidriosa.
No le costaba imaginar lo que Alan le había dicho a Lucas. Sabía que no debía
haberse hecho ilusiones, que no tenía que haber escuchado a Lucy. Lucas jamás
sería su amigo. Ni nadie que acudiera a su instituto. Ella se esforzaba en
recordar algún acto mezquino por su parte hacia alguno de sus compañeros. No
recordaba nada. Ella siempre había sido una chica callada y tímida, que nunca
insultaba a nadie.
Suspiró y trató de concentrarse las horas siguientes.
Lucas no trató de acercarse a ella en los ratos libres. ¿Por qué iba a hacerlo?
Nada los unía. Un par de palabras intercambiadas el día anterior, un pequeño
tramo en el que caminaran uno junto al otro. No era nada. Y menos para alguien
como Lucas. Tendría cientos de amigas
mejores que ella. Cientos de personas mejores que ella no conocía.
En cuanto el timbre del recreo sonó, tardó
deliberadamente en recoger sus cosas. Advirtió que Lucas era de los primeros
alumnos en abandonar el aula. Eso la hizo sentir mejor. Al menos, no se lo
tropezaría. Cogió su abrigo y se lo puso, tras eso salió.
En la puerta, se encontró con tres personas que la
esperaban, conversando animadamente. Dos chicas y un chico. Annie, Lucy
y…Lucas. ¿Lucas?, se preguntó Lena, observándolo. Le sorprendía que estuviese
allí.
-¡Al fin sales!-exclamó Annie-Ya pensaba que te
quedarías ahí dentro por toda la eternidad.
Lena le dirigió una pequeña sonrisa.
-Vayamos fuera, este sitio me deprime demasiado-se
quejó, señalando las paredes de un tono grisáceo del corredor.
-Cualquiera lo diría-refunfuñó Lena.
-Os van a mandar un trabajo-les avisó Lucy, hablando
por primera vez.
-¿De qué?
-Nuestra querida profesora de Literatura nos ha
mandado un trabajo-dijo en tono de protesta Annie.
-A mí me gusta la Literatura. Y la señorita White es
genial-afirmó Lena.
-¡A ti te encanta leer!-acusó Annie-Pero a mí no.
-¿Sabes con quién me ha puesto? ¡Jack Davidson! ¿Cómo
voy a hacer un trabajo con ese? ¡Es un idiota!-protestó Lucy.
Lena averiguó que los habían juntado por el apellido.
Lucy se apellidaba Dyer.
-Voy a tener que hacerlo todo yo, él solo incordiará.
Lena se preguntó con quien la pondrían. No le gustaban
los trabajos en grupos, los detestaba.
Ya estaban en el patio.
Se acercaron a una gran explanada de cemento, algo
elevada. Siempre se sentaban allí para charlar. Lucas las seguía, silencioso.
Lena se preguntó cuando las dejaría en paz, no lo soportaba después de lo de
esa mañana. Seguramente, estaba allí por Lucy y Annie, ella no le importaba.
También se preguntó cuanto tardaría en empezar a odiarla.
Quería hablar con ellas del tema, pero el muchacho no
se separaba de ellas en ningún momento. Parecía una especie de guardaespaldas
silencioso, dispuesto a defenderlas en cuanto hiciera falta.
-Os iba a decir si queríais quedar pero tenemos que
estudiar…-recordó Annie.
-De todas formas, ya salimos ayer-informó Lucy.
-¡¿Qué!? ¡No me avisasteis! Seréis…-comenzó a
maldecir.
-Ey, para. Si te avisamos-la cortó Lena.
-O tengo muy mala memoria, o a mí nadie me dijo nada.
-Te llamamos pero no contestaste.
-He perdido el cargados-se tranquilizó Annie-Tengo que
pedirle a mi padre que hoy vaya a comprarme uno. Esto de estar tan incomunicada
no debe de ser bueno. Iría yo misma pero debo estudiar-parecía que quería
convencerse a si misma.
-¿Alguien tiene los apuntes?-sonó la voz de Lucas a su
lado, sobresaltándolas, casi olvidaran su presencia.
-¿Todas?-inquirió Annie, burlona.
-¿Me los puede prestar alguien para fotocopiar?
-Claro-dijo Lucy-Yo los tengo en casa, puedes pasarte
luego en un momento.
-No sé donde vives.
-Me ofrecería pero tampoco sabes donde vivo-dijo Annie.
Lena permaneció callada, sin ofrecerse. No le apetecía
nada que Lucas fuera esa tarde a su casa. Ni por unos apuntes ni por nada.
Lucy le dio un codazo que la hizo apartarse para
observar a su amiga. La expresión de su rostro le gritaba: ¡Lena! ¡Ofréceselos!
-Puedes venir esta tarde a mi casa-murmuró,
sintiéndose obligada.
-¡Gracias!-suspiró-Me acercará mi padre y te los
devolveré en seguida.
-Da igual-sacudió la mano-Ya he estudiado bastante.
Annie resopló. Le molestaba la facilidad con que su
amiga superaba los exámenes.
-Lena, ¿me puedes acompañar un momento adentro?-le
pidió Lucy, con bastante disimulo.
Ella asintió y se levantó. Su amiga no abrió la boca
hasta que entraron en el baño.
-¿Se puede saber que te pasa?-casi gritó-¿Porqué no le
has ofrecido tus apuntes a Lucas? ¿A qué venía esa cara cuándo nos has visto
esperándote? ¿Qué ha pasado?
Lena se encogió ante la avalancha de preguntas.
-He visto a Lucas hablando con Alan. Alan le hablaba
de mí, lo sé-sus palabras expulsaban dolor.
-¿Quieres olvidarte de los demás por un solo momento?
Ya ha pasado, no puedes hacer nada. Que no te afecte, si lo hace, será peor.
Por favor. Además, no sabes si a Lucas le importa lo que digan los demás. No
parece tan gilipollas como la mayoría de gente de este instituto-le riñó, la
voz teñida de enfado.
-Lo siento-susurró Lena. Su mirada estaba repleta de
tristeza.
Lucy la abrazó.
-No quería sonar brusca. Lo que pasa es que no quiero
que sufras.
-Lo sé, Lucy, lo sé. No te preocupes por mí, estaré
bien-le aseguró-Vamos fuera.
Salieron, recorriendo el camino hasta el patio.
Volvieron junto a Annie y Lucas, que charlaban alegremente. Lena se esforzó en
sonreírles.
-¡Este chico sabe tocar la guitarra!-les dijo Annie,
con gesto impresionado.
Siempre quisiera saber tocar la guitarra.
-Ya te he dicho que te enseño cuando quieras, no es
difícil.
-Después del examen-pidió Annie.
-Como desees-afirmó Lucas.
- Como desees… Como desees…-repitió Lena en voz
baja-¡Me has recordado a Westley de La
Princesa Prometida!-casi gritó. Calló, avergonzada.
Lucas la miró, tratando de pensar una respuesta lógica
a ese comentario.
-Si te estás preguntando si esto es normal, lo es. O
al menos, en ella. Te acostumbras-le dijo Annie, en tono de confesión.
-¿No conocéis La
Princesa Prometida?-les preguntó la joven, estupefacta.
Los tres negaron con la cabeza.
-Es un libro buenísimo. Y hay una película genial
también.
-Algún día, lo leeré-le aseguró en tono de broma
Annie.
Lena fingió enfurruñarse para seguir bromeando, pero
el timbre sonó.
-Tenemos Literatura-le dijo a Lucas.
Este asintió.
-Mira por el lado positivo el trabajo, así conocerás a
más gente-trató de calmarlo Lena. De repente, el muchacho parecía nervioso.
-No sé si quiero conocer a demasiada gente…-musitó,
sacudiéndose el pelo.
Lena le sonrió, confundida, le costaba entenderlo. Era
un muchacho muy extraño. O tal vez, la extraña fuera ella.
Entraron en el aula. La profesora ya estaba allí.
-¡Rápido!-apuró a los más lentos, que se toman su
debido tiempo para ocupar sus asientos-Os quiero explicar las pautas del
trabajo y quien será vuestra pareja. Os voy a pasar una fotocopia, la leéis y
si alguien tiene dudas, las pregunta ¿comprendido?-empezó a repartir las hojas.
Lena miró a Lucas, que no dejaba de moverse en su
silla, aparentemente incómodo.
Ella desearía que el trabajo fuera individual, no
cesaba de pensarlo.
-Esperad un segundo-les pidió la profesora-Os voy a
decir con quien debéis hacerlo.
Empezó a leer nombres. Lena no prestó demasiada
atención hasta que llegó a uno: Lucas Blair.
-Lucas Blair y…-a Lucas, esa breve pausa le pareció
eterna-con Lena Britt.
Lena abrió los ojos, sorprendida.
Lucas se giró, sonriente. Lena deseó darse de
cabezazos contra la pared. No sabía si era lo peor que le podía haber pasado o,
en cambio, había tenido suerte.
Lena apartó la mirada y empezó a leer los distintos
apartados.
-¿Lo entendéis todo?-se interesó la profesora.
Algunos alumnos empezaron a hablar atropelladamente,
interrumpiéndose unos a otros.
-¡De uno en uno!-exclamó, dándole la palabra a una
chica bajita que se sentaba al fondo de la clase.
Esta, comenzó a hacer una pregunta que, obviamente,
venía explicada.
Lena se impacientó. Si le decía a la profesora que
prefería hacer sola el trabajo ¿la dejaría cambiarse? Suponía que no. Aunque esa
profesora era buena, siempre le insistía a Lena que tenía que hablar con más
gente. Y esa era una buena ocasión. Además de que mataba dos pájaros de un
tiro. Lena se hacía amiga de Lucas y este conseguía una amiga en el centro. Era
un plan perfecto. Desde luego que no la dejaría. Tendría que aguantarse.
Miró su reloj de pulsera. Faltaba menos de un cuarto
de hora para que la clase terminara. Esa noticia la alegró. Todavía faltaban
dos horas pero todo pasaría más rápido.
Antes de que volviera a mirar el reloj, el timbre
sonó. Los alumnos esperaron, bastante silencioso, ya que tenían Física y el
profesor no toleraba que estuvieran hablando cuando él llegaba a clase, le
parecía una falta de respeto.
Pasaron cinco minutos y el profesor seguía sin
aparecer.
-Alguien debería ir a dirección, a ver si no ha
venido-susurró un chico llamado Thomas.
-Iré yo-se apresuró a decir Rose, la delegada de la
clase.
Se levantó y salió, caminando grácilmente.
Lucas se giró hacia Lena, para sonreírle. Ella lo
ignoró mientras sacaba unas hojas de su carpeta. Se puso a dibujar, con trazos
hábiles y sencillos. Al ver que la chica que se sentaba a su derecha la miraba,
las ocultó de nuevo, nerviosa. No le gustaba enseñar a nadie sus dibujos.
Rose entró en la clase, seguida de la secretaria, que
cargaba con una montaña de papeles.
-Vuestro profesor no ha venido-informó, provocando
miradas de júbilo entre los alumnos-Podéis hacer lo que queráis y hablar en voz
baja.
Todos empezaron a mover sus sillas para acercarse a
sus amigos. Lena se sobresaltó al notar que alguien se sentaba a su derecha.
Levantó la vista y se encontró con los ojos azules de Lucas.
-He pensado que podemos hablar del trabajo-susurró.
Ella se encogió de hombros. En la mano tenía sus
apuntes.
-Puedes pasar unos cuantos ahora-le ofreció.
-Si no te molesta, prefiero ir luego-replicó.
Lena se contuvo para no bufar. ¿Es que ese chico no se
iba a separar nunca de ella? Le parecía que iba a insistir más en estar con
ella de lo que ella pensaba.
-Como desees-sonrió ella, recordando lo que
anteriormente había dicho.
Él le devolvió la sonrisa.
Ella cogió una página al azar de su libreta y comenzó
a hacer un garabato.
Lucas trató de observarlo, disimulando.
Lena giró la libreta para que pudiera verlo. Eran unos
ojos, con el iris azul. Se parecían a los del muchacho, pero este no se
percató.
-Dibujas genial-piropeó.
Ella aceptó el cumplido. Sus ojos brillaban.
-Creo que deberíamos hablar del trabajo. ¿Puedes
quedar el viernes o el sábado?
-Los dos días. ¿No saldrás el sábado con Lucy y
Annie?-al instante de decirlo, se sintió un entrometido-Lo siento, no quería
decir…
-Da igual-Lena parecía entristecida al decir eso-No lo
sé. Me da igual no salir. Y menos si tengo que hacer un trabajo. Pero supongo
que tú sí querrás…
-No, no. Aún no conozco mucha gente.
-Antes has dicho que no querías conocer demasiada-le
recordó Lena, sonrojada.
-Es verdad. Me contradigo a mí mismo-rió.
-Lo hace mucha gente-le aseguró Lena.
Se pasaron un rato más hablando de cosas sin demasiada
importancia hasta que Lena decidió parar y se quedó casi completamente en
silencio. Lucas se preocupó, pensando que había dicho algo que la había
molestado aunque en realidad comenzaba a habituarse a los repentinos cambios de
humor de la joven.
El timbre sonó y se separaron.
-Espérame a la salida y me dices a que hora puedo
ir-le pidió. Claramente, era una excusa. Ella le había dicho que fuera casi
cuando quisiera. Él así podría hablar un poco más con ella.
Ella asintió. Empezaba a apreciar la compañía del
joven, por mucho que eso la molestase. Tenía que hacerle caso a Lucy, pero no
sabía porque pensaba que Lucas podía volver a desencadenar los sucesos del año
anterior. La aterraba esa idea. No podría soportarlo otra vez, aunque tuviera a
Annie y a Lucy a su lado.
Algo la invitaba a fiarse de Lucas, a ser ella misma,
a contarle lo que de verdad pensaba. Todo su ser se resistía a obedecer a esa
parte y, aunque lo había reprimido hasta el momento, esa parte comenzaba a
crecer y a ganar terreno a su lógica.
La clase le pasó rápida y sin complicaciones. En
cuanto timbró, recogió sus cosas. Vio a Lucas apoyado en su mesa, mirando hacia
la puerta, con sus cosas ya en la mochila.
Ella se puso a su lado.
-¿Vamos?-le preguntó.
Él asintió.
-Tengo que recoger a mi hermana en la puerta-le dijo.
Ella se encogió de hombros.
-¿Quieres que te dé los apuntes y me…?-se detuvo, al
ver a Alan y algunos chicos de su clase mirándola hostilmente.
-Me da igual-le respondió él, observándola de reojo.
Su hermana lo esperaba en la puerta.
-¡Hola!-sonrió a Lena que apenas esbozó un asomo de
sonrisa, con la mirada preocupada.
Salieron del recinto y se alejaron por la acera, en
dirección a sus casas.
-Mejor me paso luego, por si tienes algún apunte por
casa, o algo-le dijo Lucas.
Ella lo aceptó, sin una palabra. En cuanto llegaron a
la encrucijada de su casa, se separaron.
Lena se marchó, a paso rápido. Tendría que esperar un
rato más hasta librarse completamente de Lucas por aquel día.
Una vez más, te has superado, chiquilla ^^ Por cierto,buen título, me gusta e.e
ResponderEliminarme encanta y me muero de curiosidad que es lo que paso con ella el año anterior y por lo tanto que era lo que Alan le queria decir a Lucas, espero que no tardes en subir nuevo capitulo =)
ResponderEliminarOh me encanta, espero con ansias el 3º :3 Llego con retraso a la lectura debido a las vacaciones pero como ves, en nada me pongo al día <3
ResponderEliminarMe ha gustado, me encanta que el grupo favorito sea un grupo que me gusta. Quiero saber que le paso a ella el año pasado para que Alan se lo quiera contar a Lucas. Juntos en el trabajo? Hay va a pasar de todo, ya lo veras. Impaciente por el proximo capitulo ;)
ResponderEliminarUf me quede con ganas del siguiente, me pico mucho la curiosidad con el año anterior...!!
ResponderEliminarEn fin quiero saber ya como sigue :3
PD: Adoro la cancion que suena, no habia escuchado nada de My chemical romance, pero sin duda, voy a empezar a hacerlo!
Bss!
Asdasdasd, ¿qué pasaría con Lena el año pasado? Me has dejado con una curiosidad.. Pobre Lena, que son así con ella sin que les haya hecho nada.. Puff.
ResponderEliminarQué ganas de leer el próximo ^^
He estado leyendo los dos primeros capítulos y me parece una buenísima historias. Y me ha conquistado que la protagonista se llame Lena, que es uno de mis nombres favoritos <33
ResponderEliminarSigue así, María
Un besazo <33
¡¡¡Aaaaaah!!! ¿Qué narices les pasa a todos con la pobre Lena? A mí me cae bien, pero como soy una maruja, quiero saber qué es lo que se rumorea por ahí xD
ResponderEliminarNo creo que pueda esperar al próximo, moriré antes u.u
Un beso!