lunes, 4 de marzo de 2013

Capítulo 14



El sábado llegó antes de lo que habían esperado. Lucas se levantó muy temprano esa mañana, al igual que Lena. Ambos se tomaron su tiempo para prepararse. Lena vio como sus padres se marchaban y colocó la casa lo mejor que pudo. No podía creer lo que estaba a punto de hacer. A la hora exacta, sonó el timbre de su casa. Respiró hondo y pensó por última vez en lo que estaba a punto de hacer. Abrió la puerta.
-Ya pensaba que no abrías...-suspiró Lucas.
Ella le sonrió y lo invitó a pasar.
-¿Quieres tomar algo?
Él negó con la cabeza, tratando de no impacientarse.
Miró las fotos de las paredes con fingido interés mientras, por el rabillo del ojo, observaba detenidamente a Lena. 
La veía nerviosa e indecisa. Fue hasta el sofá y se sentó. Él fue a sentarse enfrente pero ella negó con la cabeza y le señaló el sitio que quedaba a su lado.
-No sé muy bien como empezar…
Lucas no dijo nada.
-Sólo quiero que… No quiero contártelo todo porque no te interesa-Lena siguió hablando, ignorando la mueca que se dibujó en la cara de Lucas-Es una historia demasiado larga para contar en una sola tarde. Yo, como ya has visto, no soy la persona más popular del instituto-suspiró-Tampoco soy como piensas. No quiero hacerte daño. Por eso, me he comportado de esa manera… Pero…-se detuvo de nuevo-Tú me gustas ¿vale? No pienses cosas extrañas pero me siento a gusto a tu lado, sólo eso.
Lucas estaba paralizado.
-¿Por qué piensas que me harás daño?-le preguntó.
-No lo pienso, lo sé. Siempre hago daño a todo el mundo-bajó la vista.
-Lena, si no quieres dañarme, no lo harás. ¿Entiendes?
Ella se encogió de hombros y él sintió lo vulnerable que se sentía.
-Además, ya te he dicho que quiero estar contigo. ¿Crees que no puedo soportar las consecuencias por muy graves que sean?-tenía ganas de añadir algo más, tal vez una frase como ``estoy dispuesta a soportarlas por ti´´ pero no se atrevió.
Se hizo el silencio entre ambos.
-Lena, di algo, por favor-susurró.
-Lucas…-musitó.
Se miraron a los ojos. El corazón de Lena latía atropelladamente. El chico sentía que le costaba respirar. De repente, la distancia se acortó, estaban muy cerca, tan cerca, demasiado cerca… El hechizo en el que se hallaban sumergidos se rompió con un desagradable sonido. Ambos saltaron, asustados.
-¿Qué ha sido eso?-gimió Lucas, echándose hacia atrás.
-Emmm… Iré a mirar-se levantó y salió a toda prisa hacia la cocina, donde le había parecido que sonara el ruido.
Se paró a mirar y vio que la ventana estaba abierta y había un plato, de los que deberían estar sobre la encimera, roto en pedazos. Mientras lo limpiaba, escuchó un bufido a sus espaldad. Se giró, aterrada, y vio al culpable de su susto y del estropicio. Un gato no muy grande, de color negro, estaba acurrucado en una esquina. Lena suspiró, reconociéndolo. Ese pequeño felino estaba abandonado y no era la primera vez que se colaba en alguna casa del vecindario. Lo cogió en brazos y regresó al salón. Le agradeció que hubiera interrumpido su momento con Lucas, porque había sentido que alguno de los dos habría estado a punto de perder el control. No entendía como él la hacía olvidar todo lo que llevaba años repitiéndose que no debía hacer, todos los errores que jamás debía cometer.
-Lucas, te presento a mi nuevo amigo-sonrió.
Él miró al gato con interés cuando ella lo dejó sobre el sofá. Le acarició la cabeza, entre las orejas y el animal maulló, feliz.
Lucas sonrió pero en seguida se puso serio.
-¿Podrías contarme más?
-¿Más? ¿Más qué?-fingió que no había entendido su pregunta.
-Qué te hace pensar de ese modo…
-Los hechos.
-¿Hechos? ¿Qué hechos?
-Todo. Siempre ha sido así. Nunca cambiará.
-¿Tanto daño has hecho a los demás?
-No sabes cuanto…
-No creo que seas una persona capaz de ir haciendo daño a los demás. Inconscientemente, intentando alejarnos de ti-llegados a aquel punto, le cogió la mano-puede que sí. Pero estoy seguro de que jamás lo harías si no pensaras que lo que haces es para bien.
-¿Tú que sabes de mi pasado?-le gritó-¡No has estado aquí, no lo has vivido! No has tenido que soportarlo tantos años…-se detuvo.
-Cuéntamelo-ante su silencio, continuó-Te dije que estaría a tu lado siempre. Para lo bueno, para lo malo, para lo regular.
Ella dudó. De perdidos, al río, se decidió.
-En el colegio nunca ha sido fácil. La gente… nunca fue lo que me esperaba. Yo pensaba que tendría amigos y amigas, momentos felices, recuerdos… Todo muy feliz, como lo pintan en las películas y libros. Pero nunca ha sido así. Sólo te muestran lo que quieren que veas, nunca las cosas malas que una persona vive.
Notaba que le estaba doliendo hablar, pero no la interrumpió. Se conformaría con saber un poco más, se dijo.
-Yo siempre he estado sola. Ya sabes que en nuestra clase no tengo un solo amigo… Sé que están Lucy y Annie, pero ella están en otra clase  y ya bastante hacen por mí. El año pasado fue lo peor. No te puedes imaginar lo horrible que era.
Lucas tuvo que interrumpirla.
-Lena, por favor, me gustaría saber más pero no te obligaré a continuar.
Él no se percató del momento en que había comenzado a llorar pero vio las lágrimas caer a raudales de sus ojos. No lo resistió y la abrazó con fuerza. Lena comenzó a sollozar con más fuerza a lo que él respondió estrechándola todavía más intensamente. Ella apoyó su cabeza en el hombre de él y continuó llorando, desahogándose. Él le acarició el pelo, lenta y repetitivamente. Todavía pasó un largo rato hasta que ella se separó, limpiándose la cara.
-Perdona, no quería que…-empezó-
-No te disculpes por nada. ¿Estás mejor?
-Sí, no te preocupes. En serio-le sonrió y miró el reloj-Aún no he terminado, siento que sea una historia tan larga.
-No tienes  porqué contarme más hoy. ¿Porqué no hacemos otra cosa?-la tranquilizó.
Ella se encogió de hombros.
-Podríamos ver una película-le propuso.
-Mejor que la pongamos en mi habitación-aceptó, encantada.
Él la siguió por las escaleras. Entraron en la habitación, en la que Lucas ya había estado anteriormente, y observó  que todo continuaba exactamente igual, exceptuando la estantería, cuyo contenido había aumentado considerablemente.
El ordenador de Lena ya estaba encendido.
-O bajamos el portátil o tendremos que ver la película en la cama…-se sonrojó.
-Puedo sentarme en la silla-ofreció Lucas.
-No, deja, da igual-se apresuró a disculparse. Acababan de abrazarse durante bastante rato ¿porqué le tenía que dar vergüenza sentarse a su lado?
Lena puso la primera película que encontró, sin saber de qué trataba y, mucho menos, quien actuaba o la dirigía.
Ambos se tumbaron en la cama, a cierta distancia.
Él pensó que se moría de ganas de abrazarla. Ella no deseaba más que sus brazos la rodearan de nuevo.
Lucas observó a Lena con curiosidad, al notar que estaba muy callada. La miró y se dio cuenta de que estaba dormida. Recorrió con la mirada toda la habitación hasta que vio una manta sobre la silla, en la que no había reparado anteriormente.
Se levantó con cuidado para cogerla y tapó a la chica con ella. Se volvió a estirar a su lado y cerró los ojos. Nunca había estado tan a gusto al lado de alguien.
La historia de Lena le había impactado, más por lo que ella había callado que por lo que había dicho. Esperaba haber avanzado lo suficiente como para que no volviera a rechazarlo. Ahora, se sentía más seguro y se hacía una idea de contra lo que debería luchar.
Involuntariamente, se quedó dormido.
Alrededor de una hora después, despertó, un poco sobresaltado. Comprobó que compartía la manta con Lena y ambos estaban muy cerca. Sonrió y le acarició el pelo.
-¡Oh!-exclamó Lena, asustándolo y consiguiendo que apartara la mano-No, no me molestaba… Me gustaba-se rió, nerviosa-Me he quedado dormida-bostezó.
-Yo también-aseguró él.
Lena se levantó para apagar el ordenador y se estiró.
Lucas se mordió el labio, sin saber qué hacer o decir.
-¿Te apetece comer algo?
-No, gracias. Supongo que querrás que me vaya…-empezó él.
-¡No! No quiero quedarme sola-suspiró ella, sin mirarlo a la cara.
-Estaré contigo todo el tiempo que haga falta-le sonrió.
Ella lo miró, con ojos soñadores. Empezaba a creerse todas las palabras del chico, aunque todavía no supiera todo lo que ella ocultaba.

viernes, 22 de febrero de 2013

Capítulo 13

Esa semana fue extraña para Lena y Lucas.
La chica se sentí una persona horrible y no era capaz ni de mirar a Lucas a la cara sin sentir como las lágrimas acudían a sus ojos y amenazaban con superarla. 
Lucas, no se había dado por vencido, sólo se había tomado un descanso, no era de esa clase de gente que renuncia fácilmente a sus deseos. Le había dado muchas vueltas y no dejaría que Lena sufriera y estaba seguro de que en esos momentos sufría. En parte por culpa de su insistencia pero Lucas solía pensar que los problemas se llevan mejor compartidos.
Cuando el ambiente se tranquilizó un poco, Lucas volvió al ataque, esta vez, de una manera algo distinta. Había comprobado que no podía hablar con Lena. ¿Y si le escribía?  Guardó una nota cuidadosamente doblada en la mochila de Lena y sólo le quedó esperar. 
Aquella tarde, mientras Lena sacaba los libros, encontró un papel doblado en tres partes. Lo miró, extrañada. Lo desdobló y comenzó a leer. Reconoció la caligrafía,masculina:
Querida Lena:
Siento tener que recurrir a esto teniéndote tan cerca, pero no me has dejado otra opción. En parte, es más fácil decirte las cosas por aquí: te quiero y necesito que estés bien. Por favor, déjame ayudarte a estarlo. Sabes que no pararé hasta, por lo menos, averiguar qué te pasa para comportarte como lo haces... Contéstame por escrito, si no quieres contármelo a la cara. 
A tu lado,siempre, 
Lucas.

Lena sintió que se sonrojaba. No sabía muy bien como debía interpretar esa nota, pero necesitaba hablar con alguien. No podía aguantar más tiempo esquivando a Lucas. No podía negar que lo quería,que lo necesitaba como nunca había necesitado a nadie. 
Cogió un trozo de papel y empezó a escribir, a la mayor velocidad que pudo, hasta que terminó y dejó a la nota a su compañero al día siguiente. Cuando Lucas la encontró, le temblaron las manos de la emoción mientras la desdoblaba para leerla: 
Lucas:
He tenido muy en cuenta tus palabras, no lo dudes. Te agradezco que te preocupes por mí y, finalmente, he tomado una decisión, quiero hablar contigo. Pero necesito que sepas a lo que te arriesgas... Seguramente no quieras seguir a mi lado después de lo que te diré, no te gustará ni opinarás igual de mí... Piénsalo y decide, por favor. 
Dispuesta a estar contigo,
Lena.

A Lucas le encantó el final de la nota, ese que había salido espontáneamente de Lena, que apenas había pensado para no echarse atrás. No sabía a que podía referirse la chica, pero se moría de ganas de averiguarlo. No era capaz de parar quieto... En cuanto asimiló lo que había leído, llamó a Lena. 
-¡Lena! Soy yo-escuchó un murmullo al otro lado y continuó-Sí,quiero oír todo lo que tengas que decir. Antes de que lo preguntes, estoy completamente seguro.
-Entonces está bien. Este sábado, mis padres no están en casa, puedes venir y así lo hablamos tranquilamente. Tengo que pedirte un último favor, haz como si esto no hubiera sucedido en el instituto hasta que hablemos. Acéptalo sin decir nada.
Lucas murmuró un sí antes de que ella colgara.
Ambos, deseaban con todas sus fuerzas que llegara el sábado y todo lo que podía suceder. 

sábado, 16 de febrero de 2013

Capítulo 12

Lucas estuvo pensativo durante todo el día. Se había despedido de las chicas en cuánto había podido (no se marchó antes por educación). En casa, apenas comió y se encerró en su cuarto. Puso su grupo favorito, All Time Low.
She pulled on his hand 
with a devilish grin 
She led him upstairs,she led him upstairs
Left him dying to get in...
Cerró los ojos. Sólo le apetecía hablar con Lena. La añoraba, cada fibra de su ser le dolía ante su recuerdo.
Por eso no podía dejar de insistir. Si le dijeran que Lena sería más feliz sin él, no dudaría en alejarse, pero necesitaba y necesitaría saber más de ella, ya fuera directa o indirectamente.Y, en este caso, prefería que fuera directamente.
Lena era como un libro con una portada hermosa y una sinopsis atrayente. Lo que había leído le había gustado pero todavía quería más.
Sacó una libreta de la mochila, arrancó una página y comenzó a garabatear palabras sin sentido.
Casi al final de la tarde cogió su móvil  y llamó a Lena, sin pensar en lo que hacía. Un par de tonos después, su interlocutora cortó la llamada.
Por lo menos ese día renunció a hablar con Lena. Se fue a dormir temprano, con la cabeza hecha un lío.



***

En su casa, Lena pasó la tarde acurrucada en la cama, con una manta, con los ojos cerrados y una suave música de fondo. No era lo que solía escuchar pero era justo lo que necesitaba. 
Antes de acostarse, se obligó a preparar todo para el día siguiente. 
Sus sueños estuvieron poblados de pesadillas. 
La primera imagen que acudió a su cerebro al mirarse al espejo fue la de un zombie, con la cara descompuesta y asquerosa. Suspiró y se metió en la ducha.
Veinte minutos después, bajó a desayunar. Sentía el estómago revuelto y no quería comer nada aunque se vio obligada por sus padres.
Bien abrigada, salió de casa lo suficientemente temprano como para evitar a Lucas, si es que este se le acercaba.
Por la calle todavía no había nadie. Respiró, aliviada. Paró el tiempo suficiente para colocarse los cascos que siempre llevaba en la mochila y poner una música con la que sentir que todo iría bien.
Llegó a las escaleras del instituto y casi se desmayó al ver a Lucas. Se giró esperando que no la hubiera visto. ¿Qué hacía él allí? No tenía escapatoria. 
-¡Lena!-le llegó su voz, que tanto le había fascinado en un primer momento.
Notó como se acercaba. No podía hacer otra cosa que resolver ese asunto cuanto antes.
-¿Qué tal tu jaqueca?-supo, por su tono de voz, que no se había creído una sola palabra. 
Por supuesto que no,Lucas era demasiado inteligente para creer una excusa tan ridícula.
-Genial, gracias por preocuparte.
El patio empezaba a llenarse de gente y el chico mostró una mueca de fastidio.
-Acompáñame a clase, tengo que hablar contigo-pidió, intentando no sonar brusco.
Lena leyó en sus ojos que no estaba dispuesto a rendirse. Ella sí, así que lo siguió.
Entraron en su clase y él se sentó sobre una mesa;ella permaneció de pie. 
Lucas aprovechó su ventaja, había pasado horas pensando que le diría.
-Quiero que me cuentes qué es lo que ha pasado-exigió. 
Lena se quedó de piedra. Se espera cualquier comienzo menos aquel. Resultó directo y arrollador. 
Lucas, al ver que ella no hablaba, sintió que había sido demasiado brusco. 
-No quería decirlo de la manera que lo he hecho, pero me preocupo por ti-suspiró. ¿Acabaría siendo una declaración de amor?
-Lucas, me conoces desde hace muy poco tiempo, no puedes preocuparte realmente-Lena comenzaba a notar como la inseguridad se extendía por su cuerpo, paralizándola.
-¿No puedes ser importante para mí? Lena, estoy hablando en serio.
-Déjame en paz-gruñó, dándose la vuelta y alejándose en dirección a la puerta.
-¡Esa no es la solución!-le gritó cuando ella empezaba a alejarse por el pasillo.
Se detuvo y se giró. Sus ojos oscuros mostraban un brillo especial al hablar.
-¿Y cuál es entonces? No hay solución. 
-Todo tiene solución-murmuró, con la certeza de que ella lo había escuchado.
Lucas sintió el impulso de acercarse y abrazarla, de susurrarle que todo iría bien. Se veía tan desamparada  parada en ese desangelado pasillo. 
-Por favor, confía en mí-le sonó a súplica.
Lena cerró los ojos. Si se hubiera dejado llevar por sus emociones, habría corrido hacia Lucas y lo habría abrazado, habría creído que nada volvería a ir mal. En cambio, no se movió de donde estaba y puso la expresión más gélida que pudo componer.
-Sólo te pido que me dejes en paz. Olvídate de esto, yo haré lo mismo-consiguió no transmitir sus sentimientos en el tono de voz. 
Vio en la mirada del chico que lo había herido pero se dijo que eso le evitaría mucha sufrimiento a la larga. 

martes, 12 de febrero de 2013

Capítulo 11


Tras la puerta, apareció Lena. Los miró extrañada y se puso bastante colorada, a la vez que agachaba la cabeza.
-Hemos venido a traerte los deberes-anunció Annie, a la vez que le dirigía una mirada de disculpas.
-Realmente no hacía falta que os molestarais…
-No es molestia-la interrumpió Lucas,sonriendo. 
Ella esquivó su mirada y se apartó ligeramente, admitiendo que tendría que dejarlos pasar.
Lucy y Annie se encogieron de hombros y fueron las primeras en pasar. Lucas las siguió, contento como un cachorrillo que encuentra un compañero de juegos. Lena se metió en el salón y se dejó caer en uno de los sofás. 
Lucas apreció durante unos segundos su aspecto cansado, tenía grandes ojeras y estaba pálida. No se atrevió a preguntarle qué le pasaba,algo en la expresión de las chicas le indicó que algo iba mal. Su silencio lo estaba poniendo de los nervios además de que la tensión en el ambiente se hacía más palpable a cada segundo que pasaba.
-Puedes darme los apuntes ya, Lucas-indicó Lena-No quiero que lleguéis tarde a casa por mi culpa.
Sin decir una palabra, Lucas abrió su mochila y comenzó a sacar libros y libretas de su interior, con exagerada lentitud. Esperaba que Lena dijera algo en ese tiempo, pero no lo hizo. Él no consiguió reunir el valor suficiente para preguntarle que le había sucedido.
``No tiene porqué darme explicaciones´´,comprendió, ``y no abrirá la boca si no le pregunto´´
-Te he apuntado en una hoja todo lo que hemos hecho.
-Muchas gracias-Lucas notó que ella se esforzaba en parecer agradable.
¿Qué había sucedido para que pasase a comportarse de aquella forma? Más que sentirse herido, se sentí preocupado. 
Annie y Lucy lo observaban todo en silencio, no sabían como reaccionaría su amiga.
-Lena, ¿estás bien?-musitó por fin el muchacho.
Era una pregunta crucial, aunque no lo pareciera. Con esas dos simples palabras, pronunciadas en un tono sosegado, Lucas había estado a punto de desencadenar una reacción en cadena, con consecuencias insospechadas e irreparables. 
Las amigas de la aludida no respiraron; temían que Lena se desmoronase, que le contara su historia a una persona que apenas conocía, temían lo que Lucas haría con esa información.
Por un segundo, pareció que Lena iba a echarse a llorar, pero unos instantes después se recompuso lo suficiente para esbozar una frágil sonrisa. 
-Sí,no te preocupes. Sólo tenía jaqueca. 
Lucas no la creyó pero no añadió nada más. 
-¿Vendrás mañana?-preguntó él-Si no, yo te traeré los apuntes encantado.
-No hace falta, de verdad-casi gruñó. Empezaba a perder la paciencia. 
Lucas cerró su mochila y se levantó casi inmediatamente. Las chicas lo siguieron.
Lena les dio las gracias de nuevo y los acompañó hasta la puerta.
Antes de salir, Lucas agarró el brazo de Lena mientras le susurraba unas palabras: ``Tenemos que hablar´´
Lena tragó saliva. ¿Por qué Lucas era tan insistente? ¿No captaba las indirectas? No sabía como conseguir alejarlo de ella pero estaba segura de que era lo que debía hacer. 
Costara lo que costase, conseguiría que la dejara en paz.

martes, 22 de enero de 2013

Capítulo 10


Annie volvió a llamar a Lena. Se giró a su amiga, que la miraba expectante.
-Nada, no contesta.
-Este va a ir a la salida…-suspiró Lucy.
-No, joder…-se quejó.
-Pobre Lena.
-Ya sabes como estaba, no puede hablar con él ahora.
-Tenemos que evitarlo, como sea.
-Hablemos con Lucas a la salida.
Las horas pasaron a distintas velocidades para cada uno de los tres estudiantes. Para Lucy y Annie, pasaron demasiado rápido, mientras trataban de buscar una solución. No atendieron a nada y se pasaron el rato hablando en voz baja, esquivando las miradas de sus profesores. También sacaron varias veces sus móviles en clase, para comprobar si su amiga había respondido a alguno de sus mensajes pero no tuvieron suerte. El tiempo pasó demasiado rápido sin que hubieran alcanzado ninguna
Apenas un par de aulas más allá, Lucas se removía nervioso. Los minutos se arrastraban, se detenían, cada segundo le parecía un año. Cuando sonó la sirena, finalmente, no se lo creía. Abrió su mochila, introdujo todos los libros y se acercó al sitio de Lena. Sacó los libros que había en la mesa y los guardó también en su mochila. Se puso la chaqueta, la abrochó y se apresuró. Sin darse cuenta, los pasillos ya se habían despejado considerablemente. De cualquier manera, le pareció una estupidez esperar a que los de primer año, como su hermana, despejaran la entrada, por lo que dio un giro brusco y salió por la puerta lateral. Vio a su hermana hablando con toda la calma con unas amigas.
-¡Angie!-gritó, exasperado.
Ella se acercó, poniendo los ojos en blanco.
-¿Vienes o no? Tengo que acercarme a casa de Lena a llevarle unos libros.
-Vete yendo, da igual.
Lucas vaciló durante unos segundos. No quería dejar a su hermana sola, podría pasarle algo. Pero tampoco quería perder la oportunidad de ver a Lena…
-¿Por qué no vienes ya? Llamaré a casa para avisar de que llegamos tarde.
-No me apetece ir ahora…
-Angie, soy mayor que tú y tienes que obedecerme-se puso serio.
-¡No soy ninguna niña! Me iré yo sola-resolvió.
-Angie, mamá se enfadaría mucho conmigo si se enterara.
-No tiene que enterarse-le sonrió.
-Idiota, llegarás antes que yo a casa ¿entrarás por la ventana para que no se dé cuenta?-bufó.
-Vete, ya me inventaré algo.
Lucas se decidió, aunque no quedaba tranquilo hasta que vio aparecer a unas amigas de su hermana, que vivían cerca.
Se tranquilizó y se despidió de ella con un movimiento de cabeza.
Lucy y Annie se impacientaron. Ya llevaban más de diez minutos esperando en la puerta principal y no había ni rastro de Lucas, ¿dónde se habría metido? Annie decidió quedarse en la puerta principal mientras Lucy acudiría a revisar que el chico no estuviera todavía en la clase.
-Ni rastro-jadeó Lucy. Había corrido todo lo que podía.
-Vayamos a fuera-se rindió Annie.
Tras salir, miraron hacía el lugar por donde debería haber ido Lucas.
Intercambiaron una rápida mirada y echaron a correr hacia allí. La poca gente que continuaba merodeando en los alrededores del instituto las miró con extrañeza.
Al doblar la esquina, vieron a Lucas.
-Se nos ha adelantado-se quejó Lucy.
-¡LUCAS! ¡LUCAS! ¡LUCAS!-Annie repitió el nombre del muchacho hasta que este giró la cabeza y las vio acercarse.
-Annie, Lucy-las saludó, bastante serio, aunque con algo de sorpresa en la voz.
-¿A dónde vas?-Annie trató de despistarlo.
-A llevarle sus libros a Lena… Como os dije antes-rió.
-Deja, no te molestes, iremos nosotras.
-No estáis en su clase-objetó.
-No te preocupes, ya hemos preguntado todo-mintió Annie.
-Mejor que nos acerquemos los tres.
No vieron modo de librarse de él, así que, aceptaron. Caminaban con pesadez. Cuando Annie trataba de establecer una conversación con Lucas, ella aprovechó para enviarle un último mensaje a Lena, diciéndole que estaba casi al lado de su casa, que se preparara.
Suspiró y guardó el móvil. Le parecía imposible que todo eso estuviera pasando. Desde que Lucas llegara, le parecía un chico encantador, pero estaba buscándole demasiados problemas, tal vez sin saberlo, a su mejor amiga.
Tocaron al timbre y la puerta tardó unos cuantos segundos antes de abrirse.
``Allá vamos´´, pensó Lucy.

jueves, 10 de enero de 2013

Capítulo 9


Contempló toda la clase en apenas unas décimas de segundo. Lena no había cambiado de sitio. Se puso en movimiento y ocupó su asiento justo antes de que el profesor entrara. Sacó un montón de libros de su mochila y se esforzó por aparentar normalidad. Notaba las miradas de toda la clase clavadas en su nuca. La gran mayoría se había fijado en su expresión al percibir la ausencia de su compañera. ¿Por qué no estaría esa mañana en clase? Tal vez había tenido que ir al médico. O al dentista. No quiso agobiarse. Se imaginaba la larga mañana que le quedaba por delante y se había arrepentido de todo. 
¿Por qué tenía que estar en ese maldito instituto si ese día no iba a hacer nada, simplemente porque no iba a ser capaz de concentrarse? Se lamentó de haber llegado a ese sitio. Era más feliz en su anterior instituto, con su antigua vida y sus antiguos amigos. O tal vez no es que fuera más feliz. Él tenía una idea equivocada de la felicidad anteriormente. Unos meses atrás, la felicidad solo importaba de cómo se sintiera él, sin tener en cuenta a nadie más. Ahora, él podía sentirse la mayor basura del mundo, que una sola sonrisa de Lena lo animaba para todo el día. ¿Era aquello la felicidad? 
No creía que hubiera una persona en ese mundo, que viva o muerta, hubiera podido definir correctamente la felicidad. La felicidad era alegría y tristeza al mismo tiempo, olvido y recuerdos, risa y llanto. 
En cuanto sonara el timbre, buscaría a Annie y a Lucy. Si ellas no sabían que le pasaba a Lena, iría a algún lugar tranquilo y la llamaría. Decidió hacer eso después de que pasara más de la primera mitad de la clase, en la que se dedicó a trazar círculos y líneas en una hoja. 
Fue el primero en levantarse cuando sonó el timbre, ni siquiera esperó a que el profesor terminara la frase que estaba diciendo. Apenas recogió sus cosas y se plantó en la puerta de la clase de Annie y Lucy. Algunos alumnos lo observaron extrañados y él se apartó, dejando pasar.
-Hola-lo saludaron extrañadas Annie y Lucy en cuanto lo vieron. Habían salido riéndose y hablando en voz baja, pero en seguida se callaron al ver la cara del chico.
-Hola. ¿Sabéis algo de Lena?-no pudo contener la pregunta durante más tiempo. 
Intercambiaron una mirada cómplice entre ellas. 
-No, no la vemos desde…el sábado.
-Yo…-no sabía si confesar que la había visto ayer, pero intuía que ellas ya lo sabían-la vi ayer y… me ha parecido extraño que no estuviera en clase, ayer estaba perfectamente-era una excusa penosa y lo sabía.
-Sentimos no poder ayudarte-se excusó Annie.
Él se encogió de hombros. Sentía que ellas querían librarse de él en ese mismo momento. 
-Se habrá resfriado-le restó importancia Lucy.
-Nosotras tenemos que irnos a estudiar, a la biblioteca-empezó a despedirse Annie.
Lucas las miró de arriba abajo, le había parecido que no llevaban ningún libro. Y, efectivamente, llevaban las manos vacías.
Se sintió rechazado y frustrado. No se molestó en ser amable y se giró, furioso. ¿Qué les había hecho para que lo trataran de aquel modo? No lo entendía. ¿Qué hacía? No le importaba estar solo, por lo que salió al exterior. El frío aire lo ayudó a calmar su mal humor. Se fue hacia la parte trasera del patio del instituto, la que estaba más vacía habitualmente. Había una especie de campo, con unos árboles. Por eso estaba tan vacío, el aire golpeaba con más fuerza y no tenías donde resguardarte de la lluvia. 
Estaba seguro de que Annie y Lucy sabían que le pasaba a Lena, sólo que no se lo pensaban decir. Se puso la capucha de la chaqueta para no empaparse el pelo y se acercó a los árboles. Se sentó en la rama baja de uno de ellos. Aunque a Lucas le gustaba la Biología, no podría decir a que especie pertenecía el árbol. Suspiró y sacó el móvil del bolsillo. Lo desbloqueó y buscó en la agenda el nombre de Lena. Abrió la ficha del contacto y se quedó parado unos momentos. ¿La llamaba o era una idea muy arriesgada? ¿Se enfadaría con él? No quería conseguir eso, bastante le costara ganarse su amistad. No se doy cuenta de que la pantalla del móvil se había bloqueado debido al tiempo que había pasado. Suspiro y volvió a guardar el teléfono. Por ese día, no haría nada que lo pudiera arriesgar todo. Se levantó, con una idea dándole vueltas en la cabeza. Había una manera de ver a Lena sin parecer un pesado, y a la vez saber porque no había acudido ese día al instituto.
Corrió hacia la puerta del instituto y fue hasta la biblioteca. Encontró a Annie y Lucy en seguida y admiró su manera de estudiar, charlando animadamente. Se acercó a ellas. Cuando lo vieron llegar, pusieron cara de fastidio, pero él las ignoró completamente. 
-Tengo que preguntaros una cosa-se limitó.
Annie se encogió de hombros y Lucy miró a otro lado.
-¿Alguna de vosotras le va a llevar los deberes a Lena?
Ellas lo miraron, extrañadas. 
-No nos ha dicho nada... 
-Entonces, se los llevaré yo.
-¡No! No te molestes tanto-le sonrió Annie, aunque quedó muy falsa.
-Si no es molestia, voy a cogerlos para llevárselos a la salida de clase.
Lucy y Annie se miraron en cuanto el chico salió de su vista. 
-Tenemos que avisar a Lena-suspiró Lucy.
Annie asintió.

domingo, 2 de diciembre de 2012

Capítulo 8


A la mañana siguiente, ambos estaban nerviosos ya que no sabían cual sería la reacción del otro. Por causas del destino (y la avería en el reloj de Lucas) este llegó algo más de diez minutos después de que todos los demás alumnos hubieran entrado. Suspiró y pasó por dirección, tenían que firmarle un  papel para que pudiera pasar. En cualquier otro momento, se hubiera saltado esa primera clase, en la que no harían nada, si no fuera porque Lena estaba en esa aula y se moría de ganas de verla. Esperó pacientemente hasta que la secretaria colgó el teléfono y se volvió a mirarlo. Puso su mejor cara de buen alumno y pidió los papeles que necesitaba. La señora los firmó y se los tendió con desgana, mientras apuntaba algo en un enorme archivador.
Lucas esperó unos segundos antes de echar a andar hacia su clase. Ya había perdido bastante tiempo, así que le daba igual. De camino al aula, pasó por delante de la puerta abierta del baño. Pasó de largo aunque dos pasos más adelante se detuvo. Dio marcha a atrás y entró. Se peinó un poco y sonrió.
Salió sin mirar para delante, de manera que chocó con alguien.
Miró a la persona con la que había tropezado, sospechando que sería algún alumno con ganas de dar un paseo.
Se puso pálido. No había ningún alumno delante de él. Estaba el director.
Tragó saliva.
-Per…perdón…Yo no…Yo…
-¿Qué haces que no estás en clase?-le gruñó.
El señor Johns, también conocido como ``el director´´, capaz de asustar al alumno más rebelde y valentía con solo una mirada.
-Yo…yo…lo siento. He llegado tarde y he ido a buscar el papel y…-Lucas hubiera continuado si el director no lo hubiera interrumpido.
-Cállate, no me interesa. ¿Pretendes entrar ahora en clase?
-Sí, señor.
-No puedes. Interrumpirías. Acompáñame a mi despacho.
Lucas cerró los ojos y se maldijo en voz baja. Maldijo su reloj, su despertador, su lentitud y al maldito director Johns por andar paseando por el pasillo justo cuando él iba a entrar a clase. Se había metido en un buen lío y le iba a costar salir de él.
-Siéntate en aquella silla.
-Señor, ¿llamará a mis padres?
-No creo que haga falta. ¿O sí la hace?-lo miró fijamente.
-Por supuesto que no, le juro que ha sido una equivocación y que no volverá a ocurrir.
-Eso espero. Quiero que sepas como funciona este instituto, chico. Tú fallas, tú pagas. No quiero irresponsables en mi instituto.
-No se preocupe, no pienso volver a equivocarme.
-Otra vez te estás equivocando. No espero que prometas eso, errar es humano. ¿Acaso no eres humano?
Se quedó unos segundos parado, entrecerrando los ojos, sin saber que contestar.
-¿Qué haces tú en clase?-le riñó.
-Atender, claro.
-Pues filosofía no debe de ser tu asignatura estrella…
La secretaria llamó a la puerta y entró, carraspeando.
-Siento interrumpirle pero fuera hay unos padres que quieren hablar con usted…
-Tú, vete a tu clase. Ya continuaremos con esta amena charla otro día.
Lucas salió y casi derribó una silla a su paso. Se había quitado un gran peso de encima. Echó a correr hacia su clase, sin mirar atrás. Faltaban apenas diez minutos para que se produjera un gran revuelo debido a los cambios de clases. Lucas se sentó en el suelo, con la espalda apoyada en la pared. Cerró los ojos y pensó en Lena. Se imaginó sus grandes ojos, mirándolo, sonriéndole. Se imaginó que sonreía, con esa sonrisa que lo había enamorado la primera vez que la vio. Se incorporó en cuanto calculó que faltaban unos dos minutos. 
La puerta se abrió y salió el profesor. Le dirigió una mirada inquisitiva pero continuó con su camino.
Lucas entró y observó como varias personas lo observaban. Su vista se dirigió hacia el sitio de Lena. Sintió que la tierra se hundía bajo sus pies al ver que la silla estaba desocupada.